El silencio, Don Delillo (Seix Barral)

Pocas semanas después de que Don Delillo terminase de escribir esta novela estalló la crisis mundial que provocó la pandemia del coronavirus. Con clarividencia de escritor, el autor neoyorquino habla de virus, confinamientos y mascarillas en un avance de la distopía futurista que impactó de lleno y de forma impredecible en la realidad social, política y económica.

Los protagonistas de El silencio son un grupo de amigos que se reúnen en un apartamento de Manhattan para ver la Super Bowl, la final del campeonato de la National Football League americana. Corre el año 2022 y la tecnología domina el mundo. ¿Qué ocurre cuando la condición humana depende de una pantalla? Delillo disemina con perspicacia la dependencia vital de un mundo que ha tomado la tecnología como señal de identidad.

Dispuesto el contexto, el autor enfrenta a sus personajes a un apagón masivo. Con las conexiones en vilo, una profesora de Física jubilada, su esposo y su exalumno esperan la llegada de una pareja que ha tenido un accidente aéreo en París. Surgen así las conversaciones introspectivas, las preguntas y reflexiones nacidas de una pausa impuesta, del silencio, del miedo y el desconcierto.

Con una prosa ágil, rápida y de largo alcance, la novela El silencio traslada al lector al caos superfluo de lo material que radica en el ser humano. ¿El fin del mundo? ¿La Tercera Guerra Mundial? Un escenario apocalíptico diseñado por el considerado autor del poshumanismo, el posmodernismo y, quizá la más apropiada de las etiquetas, un filósofo del lenguaje.

«—Me miro en el espejo y no sé a quién estoy mirando —dijo Martin—. La cara que me mira no me parece la mía. Pero, bien pensado, ¿por qué iba a serlo? ¿Y acaso es la misma cara que ven los demás? ¿O bien es algo que me he inventado? ¿Acaso la medicación que estoy tomando libera a ese segundo yo? Miro esa cara con interés. Con interés y con un elemento de confusión. ¿Acaso el resto del mundo experimenta eso alguna vez? Nuestras caras. ¿Y qué ve la gente cuando camina por la calle y ve a otra gente? ¿Lo mismo que veo yo? Todas nuestras vidas, mirando sin parar. Gente mirando. Pero ¿qué es lo que ve?

«Empieza a aparecer gente en las calles, al principio con cautela y después con sensación de liberación, caminando, mirando, haciéndose preguntas, mujeres y hombres, un puñado al azar de adolescentes, todos acompañándose entre sí a través del insomnio en masa de este momento inconcebible».

¿Y no es extraño que ciertos individuos hayan decidido aceptar el apagón, el corte? ¿No será que siempre lo han deseado, al nivel subiminal, nivel subatómico? Alguna personal, solo algunas, una cifra minúscula entre todos los habitantes humanos del planeta Tierra, el tercero más cercano al Sol, el reino de la existencia mortal.»

«—Nadie quiere llamarlo Tercera Guerra Mundial, pero es lo que es —dice Martin.»

«—¿Qué viene después? —dice Tessa—. Siempre ha estado en el borde de nuestra percepción. El apagón, la desaparición de la tecnología, primero un aspecto y después el siguiente. Lo hemos visto pasar una y otra vez, en este país y en otros, tormentas e incendios descontrolados y evacuaciones, tifones, tornados, sequía, niebla espesa, aire fétido. Corrimientos de tierras, tsunamis, ríos que desaparecen, casas que se hunden, edificios enteros que se vienen abajo, cielos tapados por la polución. Y lo que está más fresco en nuestro recuerdo, el virus, la plaga, el desfilar por las terminales de aeropuertos, las mascarillas, las calles de las ciudades vacías.»

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